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¿Rendimiento o impacto? Liderar más allá de la productividad

Actualizado: 6 ago

Persona con trofeo frente a gráfico de crecimiento. Grupo celebrando en oficina moderna, ambiente alegre y colores claros.
Imagen generada por Google Gemini

El mundo corporativo se ha revolucionado en las últimas cinco décadas, en donde se le da mayor peso a los resultados que se generan a causa del trabajo y, por lo tanto, es mucho más valiosa una persona que entrega mejores resultados, mayores ingresos en menor tiempo, uniéndose a las frases “dar más”, “la milla extra” y  “cuanto antes”. A comparación de aquella persona que realiza sus actividades sí con calidad, aunque se tome un poco más de tiempo en realizar la entrega, lo cual no implica que esté “flojeando”, si no simplemente, tiene una personalidad y forma de trabajar diferente y prioriza el proceso para llegar al resultado. 


Es claro que esta última persona no encaja en el mundo corporativo del todo, ya que por el hecho de no ser un high performer, hay que invertir tiempo en ella (el cual, por cierto, nos quita de otras actividades que pueden dar resultados) para que se motive y pueda cumplir sus metas en un periodo más corto y, si no es así, entonces hay que prescindir de ella y sustituirla por alguien que sí pueda hacerlo. 


¿Es este el único camino hacia el éxito de las empresas o estamos cayendo en la trampa de que debemos dedicar nuestra vida completamente al cumplimiento de nuestras metas y a exceder los resultados que nos son planteados? Un reciente artículo de Harvard Deusto Business Review nos da un nuevo lenguaje para esta tensión, invitándonos a diferenciar entre dos paradigmas. En este artículo, no quiero centrarme en una crítica, si no que quiero proponer una alternativa más humana, sostenible y sin duda, más exitosa: el liderazgo de alto impacto.

También, compartiré mis reflexiones al respecto, las cuales me han hecho replantearme el rol de líder que se requiere a partir del contexto psicosocial que se vive actualmente, así como de los valores que me fueron inculcados y que por supuesto, estoy convencida de que lo humano debe anteponerse a un resultado que a la larga, cobrará factura en las personas: hay un exceso de personas con desgaste físico y mental, conocido como burnout, que conlleva enfermedades como la depresión, ansiedad y otras, que impiden llevar una vida tranquila y normal y, que además, impactan en la manera en la que nos relacionamos con nuestra familia, seres queridos y con nosotros mismos. 


La deconstrucción del “Líder de alto rendimiento”

De acuerdo con Álvaro Marín Malumbres, en su artículo “Del alto rendimiento al alto impacto” de Harvard Deusto Business Review, existe un paradigma con relación al alto rendimiento y lo que se busca es cambiarlo para pensar de manera diferente a como se ha exigido actuar en los últimos años. A través del alto rendimiento, lo que los líderes buscan es la perfección del colaborador, una meta inalcanzable que suele traducirse ansiedad o síndrome del impostor; fomenta la autosuficiencia, que cuando se practica a menudo, desincentiva la colaboración y cuando se pide ayuda, se puede llegar a ver como una debilidad; demostrar las competencias, priorizando el foco en el bien individual y aparentar el trabajo en equipo aunque al final, se demuestre la individualidad porque, yo debo sobresalir y dar mejores resultados que cualquier otra persona del equipo, que cualquier otra área de la empresa y pase lo que pase, debo ser el mejor. 

El horizonte del “Líder de alto impacto”

En contraparte, se encuentra el alto impacto, en donde se prioriza la huella y el valor que se deja a través del enfoque en el equipo. Habla de cuatro principios en los que se basa, que son: generosidad radical, un enfoque para pensar en el bien común; autenticidad inquebrantable, que es anteponer los valores y creencias; interdependencia consciente, haciéndonos ver que no somos sin el otro y que juntos se tiene un mejor resultado; y finalmente, el propósito trascendental de generar un impacto en la comunidad por nuestro paso a través del trabajo realizado. 

Adoptar un enfoque de alto impacto no es un acto de buenismo o buenaondismo, es una estrategia de negocio inteligente. Los líderes y organizaciones que lo fomentan, no solo ven una reducción del burnout, sino que también experimentan una mayor retención de talento, equipos más innovadores y colaborativos y por tanto, líderes que, al estar más conectados con su propósito, inspiran una lealtad genuina. Es un modelo que genera un dividendo humano y, como consecuencia, resultados sostenibles.

La factura oculta del rendimiento

No me queda duda de que es indispensable tener resultados para poder determinar si se está teniendo éxito, pero la manera en la que se está midiendo ese resultado, se olvida un poco de que estamos trabajando con personas que tienen familias, amigos, parejas y que requieren recrearse para poder desempeñarse mejor. De igual manera, priorizar el individualismo, nos está llevando también, a una sociedad en donde las personas no tienen tiempo, están siempre ocupadas para otorgar un espacio para los demás o incluso, para ellas mismas; aunado a que si los resultados se miden de manera individual, nos lleva al individualismo y pasar por encima de otros, en lugar del fomento al trabajo en equipo para el logro de objetivos. 


Analizando un poco más estos resultados en la vida diaria, nos damos cuenta de que las personas hoy en día podrán tener éxito, pero se siente un vacío en ellas y se encuentran solas para celebrar esos éxitos. Estamos sacrificando una parte esencial de las personas: la parte social, en donde nos construimos y somos porque tenemos o contamos con el apoyo de otros; estamos dejando de lado lo que queremos y nos llena, por lo que nos conviene, sin que forzosamente, sea parte de uno mismo, tratando de encajar en una cultura en donde al final, solo vemos por nosotros mismos, pudiendo ser un nosotros lo logramos. 

Hemos diagnosticado la factura oculta de la obsesión por el rendimiento. La buena noticia es que existe un camino práctico para construir esta nueva realidad. El liderazgo de alto impacto requiere un manual de instrucciones diferente que es el Liderazgo paradójico y, en nuestro próximo artículo, te daremos las herramientas para empezar a aplicarlo.

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