De bombero reactivo a líder estratégico
- Beatriz Bañuelos
- 10 jun
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 26 jun

Son las 7:00am, vas camino a la oficina y empiezas a organizar tus actividades del día conforme a las prioridades que estas representan. En cuanto llegas a la oficina, 8:00am, te sientas en tu escritorio, le das un sorbo a tu café, abres tu correo y ya tienes en la bandeja de entrada varios correos nuevos, entre ellos, tres con algunas novedades que están cambiando tus planes. Para las 10:00am, tu día se ha convertido en una serie de incendios y tú y tu equipo, los bomberos que deben apagarlos.
Esta sensación de vivir apagando incendios es agotadora y aquí es en donde el liderazgo se pone a prueba de verdad: no en la calma de un plan que se cumple, sino en el caos de uno que se rompe. La buena noticia es que no tienes que resignarte a ser un bombero reactivo. Puedes convertirte en el ancla que da estabilidad, incluso cuando todo se mueve. A lo largo de este artículo hablaremos de tres claves prácticas que puedes empezar a aplicar desde hoy para mantener la calma y ser el punto de apoyo que tu equipo necesita para sentir que trabaja con un rumbo claro, aunque el contexto indique lo contrario.
Y aquí surge la duda natural: ¿cómo voy a ser siempre el portador de buenas y malas noticias? ¿No se cansarán de tanto comunicado? La respuesta es simple, pero profunda: porque en ausencia de comunicación, el vacío se llena con miedo e incertidumbre. La falta de noticias es peor que las malas noticias. Tu comunicación constante no es para molestar, es para construir un equipo sólido que impida que los rumores y la ansiedad se propaguen. Es tu herramienta principal para quitarle poder al caos. La pregunta clave entonces no es si comunicar o no, sino... ¿cómo hacerlo de forma efectiva? Pero antes de poder comunicar calma hacia el exterior, es indispensable encontrarla en nuestro interior. Y aquí es donde entra nuestra primera clave práctica:
Clave 1: Tu ancla personal. La calma para ti como persona
Cuando nos encontramos en momentos de presión, solemos estar bastante vulnerables y eso nos lleva a responder a impulsos con facilidad. De ahí la importancia de conocernos a nosotros mismos (autoconocimiento) para poder liderarse a uno mismo (autogestionarse) y poder responder de manera calmada y en control de las emociones (inteligencia emocional). Para llevar a cabo esto, te sugiero que utilices la técnica conocida como pattern interrupt o interrupción de patrones, que consiste en que, cuando sientas que estás a punto de perder el control, te detengas y cambies el estímulo de ese momento, ya sea desde tener una respiración profunda, si tienes oportunidad, levantarte y cambiar de habitación o tomar un poco de agua. Hacer esto ayuda a romper con la reactividad y poder pensar en cuál será el siguiente paso para tomar mejores decisiones.
Clave 2: Tu faro de líder. La calma que proyectas
Ser líder no es sinónimo de únicamente guardar las apariencias si no, de actuar en consecuencia. Por lo que, una vez que hayamos mantenido la calma y pensado en las acciones siguientes, es momento de comunicarlo con el equipo de trabajo, es decir, de tener acciones de liderazgo visibles y que transmitan la calma y rumbo de acción. Aquí el tip que te doy es que, antes de dar órdenes, se debe comunicar con calma a través de la técnica “Qué sabemos, Qué no sabemos y Qué haremos”. Utilizando esta técnica al momento de dar a conocer situaciones nuevas que saquen de balance al equipo, apoyaremos para reducir la ansiedad, daremos claridad sobre el presente y marcaremos el rumbo, esto último que es fundamental para mantener foco y recuperar el control durante un momento de incertidumbre.
Clave 3: Tu puerto seguro. La calma para el equipo
Cuando como líder comunicas y transmites esa calma, das la oportunidad para cultivar la resiliencia en tu equipo; esa increíble capacidad que nos permite no solo afrontar las dificultades, sino adaptarnos y salir fortalecidos de ellas. Para hacerlo, te recomiendo que durante la comunicación, invites a que entre equipo se dé la solución, puedes usar una pregunta como: Equipo: este es el reto: olvidemos por un momento cómo lo hacemos siempre; ¿qué ideas se les ocurren, por más extrañas que parezcan? De esta manera, estarás fomentando en tu equipo la capacidad de improvisar con seguridad, sin castigar el error y a que se enfrenten los imprevistos de manera colaborativa.
Liderar en la incertidumbre no significa tener todas las respuestas y está bien. Se trata de ser el ancla que se estabiliza a sí misma para poder brindar dirección y seguridad para el equipo. Por eso, la calma no es pasividad; es una herramienta de inteligencia y estrategia. Es la que nos permite dejar de reaccionar para empezar a construir, transformando a un grupo de 'bomberos' en un equipo resiliente y creativo, capaz de enfrentar cualquier tormenta y alcanzar sus objetivos.
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